lunes, 25 de julio de 2016

EL ORIGEN DEL ANTISEMITISMO DE HITLER



EL ORIGEN DEL ANTISEMITISMO DE HITLER




                             

     

 Una de las preguntas  usuales que nos hacemos cuando pensamos en  Adolf Hitler, es origen de su odio a los judíos. Para analizarlo que mejor que analizar su libro “Mein Kampf” (que escribió mientras estuvo preso tras el golpe de Munich en 1923) en este libro Hitler nos narra parte de su biografía durante sus primeros años. Y como desarrollo su antisemitismo.

Hitler nació en Branau an Inn en 1889, su padre era funcionario de aduanas y  su madre ama de casa, En “Mi lucha” Hitler nos narra   su vida  y como su viaje a  Viena a ganarse la vida fue para el transcendental  para madurar sus tesis políticas.

 
 "A mi padre le venere pero a mi madre la adore"
escribio Hitler en Mi Lucha.




En la capital del imperio Austro Hungaro, conoce el hambre. Trabaja  de peón y tiene encontronazos con sus compañeros, rechaza la Socialdemocracia  y se vuelve un lector compulsivo de todo tipo de periódicos .  En la página 18 de “Mi lucha” cita a los judíos por primera vez .


“Fue a la edad de catorce o quince años cuando debí oír a menudo la palabra “judío”,
especialmente en conversaciones de tema político, y sentía cierta repulsión cuando me tocaba,

Presenciar pendencias de índole confesional. La cuestión por entonces no tenía pues para mí otras características.

En la ciudad de Linz vivían muy pocos judíos que en el curso de los siglos se habían
europeizado exteriormente y yo hasta los tomaba por alemanes.

 Es llamativo que Hitler manifestera que, en su casa nadie tuviera ninguna fobia contra los judios, ya que su padre era un pangermanista convencido. Pero segun Hitler tenia una caracter  mas "relajado" en esos temas que el.  

 Como vemos Hitler  en un inicio solo pensaba que los judios era una tendencia religiosa mas,  pero sigamos leyendo su  libro.
 
 " Lo absurdo de esta suposición me era poco claro, ya que por entonces veía en el aspecto religioso la única diferencia peculiar.

 El que por eso se persiguiese a los judíos, como creía yo, hacía que muchas veces mi desagrado frente a exclamaciones deprimentes para ellos subiese de punto. De la existencia de un odio sistemático contra el judío no tenía todavía idea en absoluto. Despues estuve en Viena.

Sabemos que Hitler vivio en Viena en los años previos a la I guerra mundial, de esta epoca se sabe, que fracaso intentando ser arquitecto, y que se gano la vida en diversos trabajos, entre ellos el de vendedor de acuarelas. Muchos historiadores dudan si Hitler sufrio tanto en Viena como escribe en Mein Kampf. 

Pero lo que esta claro es  que tenia una gran interes por la politica, compraba libros y leia todos los periodicos que podia. Pero sigamos con su texto.


Sobrecogido por el cúmulo de mis impresiones de las obras arquitectónicas de aquella
capital y por las penalidades de mi propia suerte no pude en el primer tiempo de mi permanencia allí darme cuenta de la conformación interior del pueblo en la gran urbe; y fue así que no obstante existir en Viena alrededor de 200.000 judíos, entre sus dos millones de habitantes,

 Yo no me había dado cuenta de ellos. Mal podría afirmar que me hubiera parecido particularmente grata la forma en que debí llegar a conocerlos. Yo seguía viendo en el judío sólo la cuestión confesional y por eso ,fundándome en razones de tolerancia humana mantuve aún entonces mi antipatía por la lucha
religiosa. De ahí que considerase indigno de la tradición cultural de un gran pueblo el tono de laprensa antisemita de Viena.

Me impresionaba el recuerdo de ciertos hechos de la Edad Media, que
no me habría agradado ver repetirse.

Como esos periódicos carecían de prestigio –el motivo no sabía yo explicármelo entonces veía la campaña que hacían más como un producto de exacerbada envidia que como resultado de un criterio de principio, aunque éste fuese errado.

 Corroboraba tal modo de pensar el hecho de que los grandes órganos de prensa respondían a esos ataques en forma infinitamente más digna o bien optaban por no mencionarlos siquiera, lo cual me parecía aún más laudable.

Leía asiduamente la llamada prensa mundial (“Neue freie Presse”, “Wiener Tageblatt”, etc.) y me asombraba siempre su enorme material de información, así como su objetividad en el modo de tratar las cuestiones; pero lo que frecuentemente me chocaba era la forma servil en que adulaban a la Corte.

 Casi no había suceso de la vida cortesana que no fuese presentado la público con frases de desbordante entusiasmo o de plañidera aflicción, según el caso.

 Otra cosa que me llegaba a los nervios era el repugnante culto que esa prensa rendía a Francia.

De vez en cuando leía también el “Volksblatt”, por cierto periódico mucho más pequeño, pero que en estas cosas me parecía más sincero. No estaba de acuerdo con su recalcitrante antisemitismo, bien que algunas veces encontraba razonamientos que me movían a reflexionar.

En todo caso a través de esas incidencias fue como llegué a conocer paulatinamente al hombre y al movimiento político que por entonces influían en los destinos de Viena: El Dr. Karl Lueger y el partido cristiano-social.
 
 
 Karl Lueger fue un gran orador y tambien
frecuentaba las tarbenas vienesas dando discursos



 Pero. ¿Quién era Karl Lueger?

Karl Lueger  nació en 1844,  y fundó el partido  social cristiano, llego incluso a ser alcalde de Viena, y su doctrina antisemita la unía al uso de prensa amarilla contra los judíos, mezclando a todos los judíos en un complot sionista para hacerse con el control mundial. Murió en 1910, y para Hitler fue  el mejor alcalde alemán más grande de  todos los tiempos.

Como Hitler años después era una gran orador y se había forjado dando discursos en las cervecerías de Viena, y criticaba de forma desmedida el capitalismos salvaje al que culpaba  principalmente a los judíos, y  criticaba a los Marxistas por su traición al pueblo alemán, y su espíritu universalista.

Pero sigamos Hitler continua en su libro como para el los judíos forman parte de un movimiento propio y son ajenos al pueblo alemán.

“Cuando llegué a Viena era contrario a ambos porque los consideraba “reaccionarios”.
Empero, una elemental noción de equidad hizo variar mi opinión a medida que tuve oportunidad deconocer al hombre y su obra.

 Poco a poco se impuso en mí la apreciación justa para luego convertirse en un sentimiento de franca admiración.

Hoy, más que entonces, veo en el Dr. Lueger almás grande de los burgomaestres alemanes de todos los tiempos.

¡Cuántas ideas preconcebidas tuvieron también que modificarse en mí al cambiar mi modo de pensar respecto al movimiento cristiano social! Y si con ello cambió igualmente mi criterio acerca del antisemitismo, ésta fue sin duda la más trascendental de las transformaciones que experimenté entonces; ella me costó una intensa lucha interior entre la razón y el sentimiento, y sólo después de largos meses, la victoria empezó a ponerse del lado de la razón.

Dos años más tarde, elsentimiento había acabado por someterse a ésta, para, en adelante, ser su más leal guardián y consejero.

Debió, pues, llegar el día en que ya no peregrinaría por la gran urbe hecho un ciego, comoen los primeros tiempos, sino con los ojos abiertos, contemplando las obras arquitectónicas y las gentes.

 Cierta vez, al caminar por los barrios del centro, me vi de súbito frente a un hombre de largo caftán y de rizos negros. ¿Será un judío?, fue mi primer pensamiento.

 Los judios en Linz no tenían ciertamente esa apariencia. Observé al hombre sigilosamente y a medida que me fijaba en su extraña fisonomía, estudiándola rasgo por rasgo, fue transformándose en mi menta la primera pregunta en otra inmediata. ¿Será también un alemán?.

Como siempre en casos análogos, traté de desvanecer mis dudas, consultando libros. Con pocos céntimos adquirí por primera vez en mi vida algunos folletos antisemitas. Todos,
lamentablemente, partían de la hipótesis de que el lector tenía ya un cierto conocimiento de causa o que por lo menos comprendía la cuestión; además, su tono era tal, debido a razonamientos superficiales y extraordinariamente faltos de base científica, que me hizo volver a caer en nuevasdudas.

La cuestión me parecía tan trascendental y las acusaciones de tal magnitud que yo –torturado por el temor de ser injusto- me sentía vacilante e inseguro.

Naturalmente que ya no era dable dudar de que o se trataba de elementos alemanes de una creencia religiosa especial, sino de un pueblo diferente en sí; pues desde que me empezó a preocupar la cuestión judía, cambió mi primera impresión sobre Viena.

 Por doquier veía judíos y cuanto más los observaba, más se diferenciaban a mis ojos de las demás gentes.

Y si aún hubiese dudado, mi vacilación hubiera tenido que tocar definitivamente a su fin, debido a la actitud de una parte de los judíos mismos.

Se trataba de un gran movimiento que tendía a establecer claramente el carácter racial del judaísmo; el sionismo".

Como vemos Hitler ya contemplaba a los judíos como una raza aparte y sus miembros participes de un movimiento el Sionismo.

Pero. ¿Qué era el sionismo?.. La respuesta es muy amplia asi que intentare ser breve. El Sionismo era un movimiento nacionalista judío creado en el siglo XIX por TheodorHerzl, los  Sionistas abogaban por la creación de un nuevo estado para el pueblo judío (Israel). 


 

 Theodor Herzl fue uno de los creadores del Sionismo




 Ya que el pueblo judío estaba disperso por el mundo y en muchas ocasiones dominaba puestos importantes, era considerado por los antisemitas como un movimiento con sus propios objeticos y que traicionaba a sus países de adopción.

 Hitler en esa época tambien  leía Ostara y otras revistas antisemitas pero está claro que su contacto con el Doctor Lueger fue fundamental para desarrollar su  odio por los judío


 
 Ostara, era una lectura muy popular en la Viena
de antes de la guerra y un claro precursor, de la revista
antisemita nazi Die Sturmmer.



“Espero haber despertado vuestra curiosidad y que  leáis mucho, si os gusto el texto compartirlo”.


Fuentes.
Mein Kampf.
Wikipedia